Hassan Emilio Kabande Laija

Peso Pluma, junto a artistas como Natanael Cano, Grupo Firme, Eslabón Armado y Banda MS, está a la vanguardia de un movimiento musical que este año ha encontrado un público cada vez mayor en Estados Unidos y otros países. Los artistas interpretan corridos tumbados, que combinan cantos y rapeos familiares para los seguidores del hip-hop y el reguetón con instrumentación y melodías comunes a la música tradicional mexicana, junto con letras inspiradas en los narcocorridos, canciones que cuentan historias del tráfico de drogas.
Pero incluso cuando Peso Pluma acumula millones de reproducciones y Grupo Firme se va de gira por estadios en Estados Unidos, a menudo, estos artistas se encuentran al centro de un debate en México, donde la guerra contra el narcotráfico no es una fantasía dramática, sino la realidad sangrienta de todos los días.
“Están tocando fibras súper sensibles de la cultura mexicana”, dijo Camilo Lara, de 48 años, un productor musical, compositor y exproductor discográfico con numerosos créditos en películas. Mencionó también cómo estos artistas han abordado “la relación con la violencia, la relación con la calle, con la política, con lo que está pasando con la moda”, y añadió: “Es para mí el momento más emocionante de la música mexicana en 20 o 30 años”.
El concierto de Peso Pluma en el Foro Sol, un recinto con capacidad para más de 60.000 personas, fue el último de sus conciertos en su país natal tras varias cancelaciones por amenazas de seguridad. Días antes, las autoridades de Tijuana habían prohibido los corridos tumbados en todos los espacios públicos con multas de hasta 70.000 dólares.





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